Muchas familias se plantean la misma duda, ¿qué sanitario es mejor en casa, una bañera o un plato de ducha? Por pragmatismo y funcionalidad las duchas ganan la partida, ya que permiten un mayor ahorro de agua y son más útiles para personas con problemas de movilidad. Sin embargo, en los últimos años están ganando mucho protagonismo las bañeras de corte retro, que son las que se instalan en grandes estancias y no van fijadas a la pared, sino que son un enorme vaso en el que disfrutar de un baño relajante.
Este sanitario, además, puede ser complementario con el plato de ducha, y decantarse por duchas rápidas para el día a día y baños más tranquilos en ocasiones especiales. Por otra parte, al plato de ducha y la bañera se pueden sumar otras instalaciones como las bañeras de hidromasaje o las propias duchas que son más completas e incluyen cabinas con chorros de agua a distintas temperaturas, vapores y otros efectos.
Sea como fuere, si vamos únicamente a una cuestión práctica y de seguridad, las duchas son el sanitario más adecuado, ya que son los elementos que garantizan más protección. Y si en casa hay alguna persona con problemas de movilidad que necesita algún tipo de adaptación en los sanitarios, debe decantarse obligatoriamente por esta elección.
Duchas adaptadas, siempre a ras de suelo
Con todo esto, si vas a reformar el baño y necesitas que los elementos de aseo e higiene sean funcionales para personas con dificultades en el desplazamiento, lo ideal es que el plato de ducha esté enrasado, sin escalón. Es conveniente que esté a ras de suelo o como máximo a tres centímetros de este.
Por suerte, en el mercado podemos encontrar platos de ducha de muy poco grosor que son perfectos para personas que tienen que acceder con silla de ruedas o que no pueden elevar en exceso sus piernas. Junto con esto, hay que cerciorarse de que el material con el que está confeccionado el plato es antideslizante. Las opciones más comunes son la resina y la piedra.
Adaptación también en las mamparas
No solo el plato de ducha es importante. Las mamparas son igualmente esenciales, ya que las personas con problemas de movilidad necesitan más espacio para sus tareas de higiene y aseo. Si hablamos de introducir una silla de ruedas, este accesorio no entra en una mampara de las comunes que tenemos en casa.
Ante este escenario es preferible dejar el baño más diáfano, con dimensiones suficientes, y colocar una mampara con división en medio. Así, una zona de la estancia es la que se utiliza para el baño y el resto incluye el inodoro, el lavabo y los muebles. Es importante que el área de la mampara sea suficientemente espaciosa para permitir la movilidad y que esté separada del resto, así no se sale el agua.
Grifos accesibles y zona de descanso
Un tercer aspecto crucial es el de la grifería. Los grifos han de ser accesibles, que estén situados a una altura prudencial y que sean fáciles de abrir y cerrar. Igualmente, hay que buscar modelos fáciles de regular, para que el agua no salga excesivamente fría o caliente y evitar así quemaduras y accidentes domésticos. Para saber más sobre este tema puedes buscar griferías para ducha en solomamparas.es.
La grifería, así como el el acceso a la zona de ducha, ha de ir combinada con asideros o espacios en los que las personas puedan sostenerse. Son lugares de agarre que aportan confort y seguridad en caso de cambiar de superficie, acceder al área de baño o mantenerse en pie mientras dura el aseo. Para completar esta sensación de seguridad, no olvides instalar un asiento plegable anclado a la pared.
Reforzar la adaptabilidad en el resto del baño
Una última recomendación para ganar en comodidad en el baño es la de adaptar el resto del espacio. De nada sirve que la ducha esté adaptada si el inodoro y el resto de sanitarios, como el lavabo, no los puedan usar las personas con movilidad reducida.
Por ello es conveniente incluir barras de apoyo en zonas estratégicas de la estancia, comprobar que la puerta de entrada es fácil de abrir y cerrar, instalar los muebles a una altura adecuada, eliminar cualquier obstáculo en la zona de tránsito y colocar un sistema de alerta para advertir a otras personas en caso de que ocurra algún accidente.
En resumen, todas estas medidas son imprescindibles para acabar con las barreras arquitectónicas y garantizar que cualquier persona puede hacer uso del baño, sin importar sus limitaciones de movilidad.